PERDERSE FORMA PARTE DEL CAMINO

Existe una gran presión social acerca de tener claros los objetivos vitales de nuestra existencia como seres humanos. A través de diferentes mensajes en la sociedad se nos muestra que debemos saber en todo momento que es lo que queremos y que objetivos nos vamos a marcar para posteriormente luchar por ellos.

La realidad es que el ciclo vital no es lineal y probablemente muchos momentos vitales se conviertan en una experiencia bastante caótica, porque la vida es precisamente eso, un caos que intentamos ordenar y controlar constantemente.

Desde la infancia se nos imponen diferentes objetivos a través del sistema educativo, en esas primeras etapas vitales no tenemos desarrollada la capacidad para reflexionar sobre las diferentes etapas que estamos atravesando, sin embargo, en la adolescencia y en la entrada de la vida adulta podemos empezar a ser conscientes de ello.

A los 18 años debemos elegir un futuro laboral, un camino que muchas veces se escoge en base a presiones externas, en el que más adelante nos podemos encontrar con que esas decisiones tomadas no van con nosotros.

Nos enseñan que todo el mundo sabe lo que está haciendo, como si la sociedad tuviese claro hacia donde se dirige y lo que pretende conseguir, cuando la realidad se aleja bastante de ese concepto.

Al desarrollarnos en este ambiente social podemos acabar interiorizando que nuestra valía depende de las decisiones que son más valoradas socialmente y así, en muchas ocasiones, nos alejamos de lo que realmente necesitamos.

Está bien no saber que hacer en un momento determinado, está bien tomarse un tiempo para reflexionar y es totalmente válido probar y equivocarse las veces que sean necesarias en nuestro proceso vital. Esos procesos de prueba-error es la vida misma, pese a estar tan devaluados socialmente.

Todos en algún momento nos encontramos perdidos, sin saber cuál es el siguiente paso a dar para seguir creando el camino, sin embargo, el camino se va creando en todo momento, y las pausas son necesarias.

Este escrito es un recordatorio amistoso de lo necesarias que son las pausas en nuestras vidas, de lo básico que es parar para pensar en nosotros mismos y en nuestras prioridades vitales. Las pausas y el distanciamiento de los estándares sociales son básicos para nuestro bienestar psicológico, creando tiempo de calidad para con nosotros mismos y nuestro crecimiento personal, porque parar también es crecer.

 

Laura Núñez Franco

Psicóloga general sanitaria

By | 2023-03-30T12:03:12+00:00 marzo 30th, 2023|Blog|0 Comments

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