Hace unos días que concluyó el estado de alarma después de más de tres meses viviendo esta situación genuina de “confinamiento”.
Todos hemos estado esperando este momento, para poder ver a los nuestros, para volver al trabajo, para hacer aquello que más no gustaba. Pero la situación a la que cada uno se ha enfrentado ha sido diferente en alguna de estas áreas.
Hemos generado unas expectativas en función de nuestra propia experiencia personal, dando lugar una serie de escenarios que han podido o no, ajustarse a la realidad que nos encontramos y a la que haremos frente en los próximos meses.
Nuestras ganas por aquello que más nos ilusiona, van a hacer que tratemos de centrar nuestra atención en esos hechos. Como volver al trabajo, ver a nuestros seres queridos, o hacer ese viaje que tanto esperábamos. Pero eso no va a ser así en todos los casos. Bien porque hemos vuelto a trabajar y no hay tiempo para hacer esas cosas con la rapidez que queríamos, bien porque nuestra situación económica no nos lo permite, o bien porque el escenario sanitario no facilita que se den esas circunstancias.
Cuando esto sucede, se produce un aumento de la frustración que da lugar a una sensación de malestar, ansiedad e ira principalmente. Seguido de una serie de procesos cognitivos que se empiezan a alterar ante la diferencia entre lo que deseábamos y lo que tenemos.
Por este motivo desde ahora en adelante, deberíamos tratar de afrontar esta “nueva normalidad” siendo conscientes de la realidad que vivimos y que ahora más que nunca esta realidad es muy cambiante.
Seguiremos haciendo planes, esperando volver a trabajar, y deseando ver a los nuestros. Pero teniendo en cuenta de que aún queda para recuperar esa normalidad, y que ahora hay que seguir siendo responsables con nosotros y los demás, tomando todas las medidas necesarias para que el virus que nos ha restringido la libertad no vuelva a hacerlo de igual forma.
Mediante el ajuste de expectativas reduciremos esa frustración que nos ha ido invadiendo en todos los momentos en los que no ha sucedido lo que esperábamos.
Si tenéis dificultades para manejar esa frustración o siempre os invaden esos sentimientos de ansiedad e ira cuando las cosas no son como esperabais, no dudéis en poneros en contacto con vuestro psicólogo/a para desarrollar las herramientas necesarias para mejorar el ajuste de expectativas.
Jorge Bermejo Rodrigo
Psicólogo sanitario col. nº 33477
Leave A Comment