Tras haber planteado el tema en cuestión y después de mencionar el gran estigma que se cierne sobre la esquizofrenia, terminamos esta sección hablando sobre la integración social de las personas que padecen esta enfermedad.
Al hablar de integración social, estamos hablando de la posibilidad de que las personas con esquizofrenia puedan tener una vida normotípica / funcional, que lleguen a vivir sus vidas como uno más dentro de la sociedad. Pero esto no será así en todos los casos, como dijimos en artículos anteriores, está enfermedad es muy heterogénea y afecta a muchos procesos por lo que las consecuencias y toda la sintomatología asociada puede variar mucho de una persona a otra. La integración social también contempla la inclusión en programas comunitarios y de rehabilitación social de aquellas personas más afectadas por la esquizofrenia para que puedan desarrollarse y vivir en comunidad a pesar de no tener plena autonomía en su día a día.
Para aquellos casos en los que se pueda lograr una integración social óptima, hay varios factores que tener en cuenta. El tratamiento farmacológico, sobre todo en los períodos iniciales de la enfermedad. Una adhesión al tratamiento correcta junto con unos hábitos de vida saludables que favorezcan esa vida funcional de la que hablábamos antes. Y el entorno social del individuo, desde la familia o amigos hasta los compañeros del centro al que asista, serán su principal fuente de integración. Sin olvidarnos de la integración laboral, paso clave para desarrollar una vida funcional y autónoma.
Todo esto puede ayudar a que las personas con esquizofrenia puedan integrarse dentro del tejido de la sociedad como lo podría cualquier persona con otra enfermedad.
Para los casos en los que la sintomatología sea mas grave o ciertas funciones hayan sido deterioradas, también se puede lograr un grado de integración social, aunque no permita una autonomía total. Mediante programas comunitarios y sociales se trabaja para que las personas a pesar de sus limitaciones puedan desarrollarse de forma plena dentro de su marco de posibilidades.
Para concluir este artículo, solo resaltar la idea de que la integración social es posible en lo que a la esquizofrenia se refiere. Pero no es solo cuestión de que se pueda, como vimos en el artículo anterior, es cuestión de que la sociedad lo permita. Es cuestión de que ciertas enfermedades mentales se dejen de ver con un estigma limitante y se empiecen a ver como otras enfermedades orgánicas que permitan a los individuos tener acceso a unos recursos naturales para muchos de nosotros. Y la única forma de conseguir esto es concienciar a todos los que rodeamos a estas personas de que no son distintos de otras con otra enfermedad salvo por su sintomatología.
Si tenéis cualquier duda o queréis saber más sobre el tema, podéis dejarnos un comentario o poneros en contacto con nuestro centro.
Jorge Bermejo Rodrigo
Psicólogo sanitario col M-33.477
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