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ENFERMEDAD DE ALZHEIMER

El lenguaje en el Alzheimer

Según la Organización Mundial de la Salud (2017) en el mundo existen alrededor de 47’5 millones de personas que padecen demencia, y en cada año se registran 7’7 millones de nuevos casos. La enfermedad de Alzheimer comprende entre el 60% y 70% de los casos y la incidencia va en aumento con la edad.

Alöis Alzheimer, en 1907, describió por primera vez la enfermedad en el paciente Auguste D., que cuando tenía 51 años presentó un trastorno clínico de delirio, deterioro progresivo de la memoria y dificultades en el lenguaje con parafasias, pausas en el habla, deterioro de la comprensión, además de la lectoescritura, agnosias e incapacidad para llevar muchas de las actividades de la vida diaria que antes llevaba a cabo.

La demencia de tipo Alzheimer es una enfermedad progresiva y neurodegenerativa del sistema nervioso central que se caracteriza por un deterioro cognitivo, conductual y del funcionamiento global con afectación del lenguaje, la comunicación, el pensamiento y las habilidades sociales.

La EA requiere una evaluación neuropsicológica y se caracteriza por un encogimiento de la corteza cerebral, quedando dañadas las áreas principales del cerebro usadas en el funcionamiento cognitivo.

Es una enfermedad que provoca numerosos cambios en la persona, tanto a nivel cognitivo, como físico y afectivo. Además, hay que añadirle los problemas propios de la edad como son las dificultades en la audición, limitaciones para hablar debido a prótesis dentales o malestar general de su boca, o el analfabetismo. Todo ello empeora el proceso de comunicación en los pacientes de EA.

Para la enfermedad de Alzheimer no existe cura, pero se pueden llevar a cabo ciertas medidas que pueden modular su curso o mejorar algunos de sus síntomas, como la intervención logopédica, programas terapéuticos de estimulación de la memoria y el lenguaje, con el fin de mantener el mayor tiempo posible las capacidades y a la vez mejorar la calidad de vida de estos pacientes.

 

 

El lenguaje y la enfermedad de Alzheimer

Gracias al lenguaje las personas podemos comunicarnos con otras personas y expresar nuestros sentimientos, pensamientos, etc.

En la enfermedad de Alzheimer, además de un deterioro de la memoria, también se produce un deterioro del lenguaje. De ahí la importancia de la investigación del deterioro del lenguaje de las personas con la enfermedad de Alzheimer. De hecho, el análisis del lenguaje podría ser clave para una detección precoz de la enfermedad de Alzheimer. Además, conocer el deterioro lingüístico puede ayudarnos como neuropsicólogos clínicos a diferenciar las distintas etapas de la demencia y a comprender mejor las alteraciones cerebrales que provoca la enfermedad. Y, por último, dicho conocimiento nos permitirá crear intervenciones diseñados específicamente para cada paciente.

Dichas dificultades en el lenguaje acaban por restringir las relaciones sociales, reduciéndose constantemente y produciéndose circunloquios desde la semántica limitada y ausente de información. Los niveles fonético-fonológico y morfosintáctico del lenguaje están menos deteriorados.

Diversos estudios señalan que los déficits en la EA ocurren de forma paralela a las alteraciones propias del deterioro cognoscitivo leve. Incluye fallos en la fluidez verbal, en la denominación por confrontación visual, la comprensión de material ideativo complejo, el razonamiento sintáctico, la categorización y la codificación semántica.

 

 

 

Fases de la enfermedad y criterios lingüísticos

1. Fase inicial (de dos a cinco años)

En general, los pacientes que se encuentran en esta fase pueden olvidar rápidamente lo que han escuchado, visto o pensado recientemente, repitiendo el contenido de sus mensajes y, en consecuencia, mostrando dificultad para seguir una conversación. Estas alteraciones en el lenguaje pueden estar explicadas por alteraciones en la memoria episódica.

A lo largo de esta etapa se produce un empobrecimiento de las expresiones y frases, hay una disminución de la iniciativa para hablar. Durante esta fase, el paciente es consciente de estos errores. Además, destacan por tener un lenguaje más pobre que otras personas con demencia. Por otro lado, también comienzan a presentar errores en la escritura y algunas dificultades en la lectura correspondientes a una afectación leve en la enfermedad.

Por el contrario, en esta etapa la sintaxis está preservada, no se aprecian déficits en la comprensión.

2.Etapa moderada (entre tres y cinco años)

Aquellas personas que se encuentran en esta etapa suelen presentar desorientación en el tiempo y espacio, presentan graves déficits de memoria, dificultad para recordar hechos recientes, la producción verbal es más reducida y menos elaborada y menos efectiva.

A lo largo de esta etapa, como hemos descrito, aparecen afasias, agnosias y apraxias. Esto se debe a una afectación del neocórtex cerebral, exactamente el premotora y parietal posterior.

Diversos estudios han encontrado que se produce una afasia mixta receptivo-expresivo. Y hay un deterioro considerable de la comprensión, un empobrecimiento del léxico y la capacidad para mantener proposiciones abstractas.

Por el contrario, en esta fase permanece la anomia, lo que puede producir en muchas ocasiones la creación de varios neologismos. Aunque el lenguaje verbal es más o menos fluido, también se puede producir abundantes parafasias semánticas (sustitución de un término por otro de significado similar o relacionado).

A nivel de la lectoescritura, aparecen errores de adicción, sustitución y omisión de letras. Por otra parte, la lectura en voz alta se encuentra preservada, aunque eso no quiere decir que se comprenda lo que se lee.

3.Tercera fase – Etapa Avanzada (su extensión en el tiempo es muy variable)

En esta fase, hay un deterioro generalizado. Los pacientes presentan verdaderos problemas de percepción, atención, codificación, recuperación de la información y sus funciones ejecutivas se ven gravemente comprometidas, por lo que en esta fase su autocuidado también se ve afectado. En esta fase la memoria semántica o el conocimiento conceptual resulta muy deteriorado o incluso inaccesible, permanece la anomia y llegan a aparecer parafasias fonológicas, agnosia, agrafía, y glosomanias (desarrollo exclusivo de los temas de conversación preferidos).  La producción verbal carece de sentido y muchos de ellos son incapaces de comunicar sus necesidades básicas. También es característica de esta fase la apatía, la ecolalia y la incomprensión, lo que lleva a la persona a que no atienda a órdenes simples.  También tienen lugar diversas estereotipas (repetición involuntaria de cierta unidad lingüística, ya sea un sintagma, un neologismo, etc). Además, en esta etapa es usual que las personas afectadas de EA no respondan a las preguntas que se le formulen, llegando incluso al final a un estado de mutismo.

Tal y como hemos visto, el lenguaje se va afectando progresivamente en la EA. Por ello, en muchas ocasiones la comunicación entre los familiares y los pacientes se ven afectados. Por ello, es importante saber cómo comunicarse con ellos. Se necesitará utilizar diferentes maneras para poder llegar a los enfermos de EA. Por ello, a continuación, se van a exponer algunas consideraciones para tener en cuenta en la comunicación con estos pacientes:

  • El entorno debe evitar estímulos distractores en la comunicación
  • Cuando nos acercamos a ellos, debemos llamar la atención
  • Mantener el contacto ocular
  • Hablar de manera clara y lenta
  • Enviar un único mensaje
  • Estar atento a las reacciones que tiene el paciente
  • Repetir la información importante
  • Hablar bien y señalando los objetos
  • Comunicación no verbal

Bibliografía

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2018-08-08T11:10:17+00:00

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