Ya ha pasado más de un mes desde que empezamos a vivir esta situación. Seguro que, a pesar del teletrabajo o de los “nuevos hábitos”, todos hemos notado como, poco a poco, nos hemos ido acostando más tarde. También habremos notado como, en muchos casos, nos despertamos “super despejados” sin haber dormido lo que solíamos dormir normalmente. Y seguro que hemos ido incrementando la duración de nuestras siestas, que además se han ido desplazando a lo largo de la tarde. Pero esto es normal para casi todos nosotros en estas circunstancias, por las siguientes razones:
En primer lugar, por el cansancio que experimentamos a lo largo del día (la mayoría de nosotros no hace ni la mitad de los pasos que solía hacer antes de esta crisis), esto hace que, al verse reducida nuestra actividad, cuando llega la hora de acostarse estamos más despejados y activos que normalmente.
En segundo lugar, la percepción del tiempo (que ha ido cambiando), al principio por la cuarentena que nos impedía realizar nuestras rutinas normales. Poco después por el desplazamiento de las horas del sueño, que nos han ido condicionando el resto de las actividades. Y finalmente porque ya llevamos suficiente tiempo bajo estas circunstancias como para que muchos de nosotros hayamos consolidados nuevos hábitos.
Sin olvidar problemas asociados al sueño desde siempre (no genuinos de esta crisis), como lo son la alimentación, los hábitos con el móvil, los vicios adquiridos con el lugar de dormir y los pensamientos negativos o preocupaciones que nos acompañan a la cama (estas últimas si se han visto incrementadas dadas las circunstancias).
Ahora bien, antes de concluir, hay que destacar este tipo de alteraciones no son perjudiciales ni dañinas, salvo por el “desfase” que nos generan (siempre y cuando no se deban a otro tipo de factores o alteraciones). Pero eso no quiere decir que tengamos que seguir por la “senda del trasnoche”, ni por el contrario, establecer un toque de diana para conseguir un ritmo adecuado. El mejor ritmo para nosotros solo lo sabemos cada uno. Por ello debemos prestar más atención a nuestro cuerpo y necesidades, y actuar en consecuencia.
Os dejo una micro lista de cositas para echar un ojo si queréis dormir de 00:00 a 08:00.
-Intentad poneos al sol todas las mañanas un ratito.
-Las siestas si tienen que ir con toque de diana (no más de 30 min).
-El azúcar y la cafeína son nuestros enemigos por la noche si queremos dormirnos prontito y bien (nada de azúcares ni bebidas con cafeína después de la merienda)
-La cama, “solo para dormir”, nada de ver series, hablar por tfno, estudiar o trabajar en la cama.
Esto es importante pero no debe quitarnos el sueño, si un día nos enredamos viendo una serie o hablando con un amigo, no debemos sentirnos mal. En estos tiempos más que nunca debemos poner en práctica “el flexibilizar ” lo que hacemos y vivimos.
Jorge Bermejo Rodrigo
Psicólogo sanitario col. nº M-33.477
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