Al margen de todas las adicciones que se nos puedan venir a la cabeza cuando escuchamos dicha palabra, y tal y como dejamos ver en artículos anteriores, las adicciones no son siempre a sustancias o drogas. Éstas pueden manifestarse por medio de una relación personal, del consumo de un determinado alimento o del uso de un objeto.
El concepto de adicción a las nuevas tecnologías no es nuevo, pero la preocupación acerca de este fenómeno se va acentuando con todos los avances y lanzamientos de diferentes plataformas y modalidades de uso. Aquí podríamos hablar de varias adicciones relacionadas con el mismo objeto (un dispositivo electrónico y digital con conexión a la red), que abarcarían desde una adicción a los videojuegos, hasta una a las redes sociales, pasando por una adicción al smartphone.
Desde hace unas décadas se ha ido observando cómo la juventud, a lo largo de todo el mundo, ha ido pasando más tiempo delante de la pantalla de un ordenador que leyendo o jugando al aire libre. En ésta última década, los avances y cambios en el paradigma de juego (principalmente el juego online y más reciente la modalidad de realidad aumentada), junto con la revolución de la telefonía móvil, han hecho del acto de jugar a un videojuego casi una obra de arte, digna de película (esto es así en varios casos, lo que refleja el impacto de este mercado en la sociedad a nivel mundial).
A priori, todo esto es positivo porque permite mejorar e, incluso, avanzar en lo que al mundo de las nuevas tecnologías y videojuegos se refiere. No obstante, no hay que pasar por alto las repercusiones que tienen todas las nuevas formas de juego o las plataformas, ni el hecho de cómo van evolucionando los dispositivos, ya que son el reflejo de nuestras “necesidades” (pseudoinducidas por los mercados). Por ejemplo, el hecho de que los smartphones de esta última década hayan evolucionado hasta el punto de ser más potentes que muchos ordenadores de casa, o que tengan hasta cinco cámaras integradas, nos tiene que hacer ver la importancia que han cobrado en nuestras vidas.
Todo esto nos hace cada vez más dependientes de los dispositivos digitales, afectando directamente a nuestra salud psicológica y física. Pero también posibilita en mayor medida que se puedan generar adicciones, porque se entiende el consumo de estos recursos como normal y aceptado (tal y como hablábamos de sustancias como el alcohol en el artículo anterior) e, incluso, se ve como algo meritorio de reconocimiento (los Electronic Arts “EA”, llegar a ser “influencer”), dificultando el hecho de percibir la dependencia y, por tanto, la adicción consiguiente.
Por esto, es importante tomar conciencia del uso que hacemos de estos recursos y tratar de realizar uno responsable, ya que sus beneficios no son pocos; pero sin olvidar que pueden pasarnos factura a un nivel psicológico importante, afectando a nuestras relaciones, autoestima, motivaciones, apego…. Y a nivel físico, facilitando el sobrepeso, sedentarismo y problemas biomecánicos, entre otros. Para ello hay que tratar de ser capaz de “desconectar” a placer de todos estos dispositivos durante un tiempo indeterminado, sin mostrar un malestar significativo y poder repartir nuestro tiempo entre otras actividades, a parte de las citadas hasta ahora.
Si tenéis cualquier duda acerca de este tema, no dudéis en poneros en contacto con nosotros, ya que en Activa Psicología y Formación contamos con un equipo especializado en el trabajo de las adicciones y las nuevas tecnologías.
Jorge Bermejo Rodrigo
Psicólogo sanitario col. nº M-33.477
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